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DETRÁS DE LA SUBJETIVIDAD AHÍ TE ESPERO

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    DETRÁS DE LA SUBJETIVIDAD AHÍ TE ESPERO

    POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

    Los Ángeles 31 de mayo del presente. Recientemente tres amigos míos se enfrascaron en una discusión por algo que uno de ellos escribió. Cada uno defendió como pudo su punto de vista que incluso me pareció que los tres cavaron trincheras al frente de su territorio psicológico.

    Eso me llevó a pensar en lo vulnerable que somos los humanos para interpretar lo que nos plazca, lo que nuestra conveniencia nos fuerce a escoger en ese preciso cruce del espacio con el tiempo. Sin cuestionar ni de chiste nuestra interpretación de los acontecimientos, caemos en subjetividad pura.

    ¿Pero qué es subjetividad? El diccionario de Real Academia Española define el concepto de –subjetivo- como “perteneciente o relativo a nuestro modo de pensar o de sentir, y no al objeto en sí mismo.” En contraste tenemos la objetividad cuyo significado se deriva precisamente de –objeto.- Al observar el objeto, nos acercamos a la realidad. Por el contrario la subjetividad, el estar –abajo- (sub)- del objeto, nos impide percibir su realidad.

    Para sencillamente funcionar en el mundo, los seres humanos necesitamos ser objetivos para darnos cuenta de nuestro entorno. Así mismo precisamos que nuestras interpretaciones de las acciones de nuestro prójimo estén cerca de la realidad y para nada preñadas de nuestras propias conclusiones.

    ¿Pero qué hacer con la subjetividad que de hecho existe en nuestro entorno? Me refiero a nosotros mismos y claro a nuestros semejantes ¿Cómo la convertimos en algo que no nos ofusque el entendimiento y por ende nuestra conducta?

    No sé por qué pero con la pregunta anterior recuerdo al filósofo vietnamita Thich Nhat Hanh una vez que fui a verlo a la Universidad de California campus Irvine (UCI) en el Condado de Orange al sur de Los Ángeles.

    Un estudiante de la institución mencionada le preguntó al pensador asiático ¿cómo lidiar con la ira? El diminuto vietnamita sonrió y dijo que en ese caso se debe de aplicar la filosofía del rosal. “Si se fijan,” dijo  “el rosal recibe como abono es decir como  alimento, nada menos que estiércol que para nada es agradable a nuestro olfato. Ah pero la planta sabiamente y a su propio ritmo lo absorbe  por la raíz y eventualmente lo convierte en un seductor aroma que luego nos regala a través de sus hermosas flores.”

    ¿Se puede aplicar lo dicho por Thich Nhat Hanh a la subjetividad o es por el contrario una falacia de comparación? Pues como se trata de una metáfora entonces está bien aplicada y creo que en el caso aquí tratado, claro que se puede emplear pues para nada rompe las reglas de la lógica.

    Siguiendo el consejo del vietnamita, absorbiendo la subjetividad la convertiremos tarde o temprano en objetividad pura, pero para ello necesariamente tendremos que comprender al prójimo. Si sabemos sus razones, sabremos el porqué de sus reacciones pero bajo el mismo raciocinio veremos también las nuestras y sobre todo el porqué de ellas. Eso sería absorber el estiércol por la raíz, irlo convirtiendo a través del tronco y luego más allá de las hojas, ofrecerlo por fin en forma de aromática rosa.

    Nuestras creencias, nuestras costumbres, nuestro adoctrinamiento en fin nuestra cultura nos forja patrones mentales y por ende nos da línea para que fácilmente concluyamos que lo único válido en el universo es lo de nosotros, nada más. Ah pero el prójimo tiene exactamente lo mismo que  nosotros.  Al darnos cuenta de lo anterior, estaremos precisamente convirtiendo la subjetividad en objetividad, el estiércol en rosa.

    Ahí radica justamente lo que existe detrás del escenario. El escenario siendo el conflicto, la trama que se suscita cuando erróneamente creemos que solo nuestros chicharrones truenan, que nomás nuestro gallo aunque éste, esté jolino.

    Detrás del escenario (en el backstage dirían en Tepa), detrás de la subjetividad, ahí te espero mi hermana y a ti también mi hermano.

    Mi amigo lector, si usted difiere de la opinión de un servidor, yo quiero conocer la suya, gracias.

    alvarezdmezcala@yahoo.com

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