MÉXICO Y LA PATOLÓGICA PRÁCTICA DE LA TORTURA
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Los Ángeles 26 de mayo del 2014. De acuerdo a un reciente reporte de Human Rights Watch, en México sigue vigente la tortura como el método que las policías y fuerzas armadas usan para arrancar confesiones.

Es decir tanto nuestros modernos guardianes del orden público así como nuestros gloriosos y actualizados soldados, se especializan en forjar responsabilidades de los detenidos a quienes martirizan sin alguna misericordia para que declaren, sea o no cierto, que cometieron algún delito.

El mismo reporte va más allá para notificarnos que los jueces jamás cuestionan el hecho de que las confesiones se hayan conseguido por medio de tortura.

Con lo anterior, escojo ver dos cosas 1) el pésimo aspecto legal del caso y 2) lo enfermizo de los policías y soldados (sean estos del ejército o de la marina).

1) En el aspecto legal y como no sé nada de leyes, me van perdonar mis queridos lectores si solo me concentro en decir que  nuestro México Lindo y Querido está suscrito a todo tipo de acuerdos internacionales donde se especifica que los Estados Unidos Mexicanos van a erradicar la tortura por ser algo cruel e inhumano.

Sin embargo y de acuerdo al mencionado reporte de Human Rights Watch, México no ha respetado esos acuerdos, sino todo lo contrario. Aún más, sobre  todo durante este gobierno priista de Peña Nieto, la práctica del tormento se ha multiplicado a niveles no alcanzados antes.

2) En el lado patológico de la tortura quiero decirles que ésta no existe sin el torturador. Es decir, es obvio que una persona que martiriza a otra, es un ser cargado de enfermedades mentales quien siente mucho placer de golpear o infligir sufrimiento a otro ser humano sobre todo si el segundo está indefenso  por estar inmovilizado, amarrado de pies y manos.

En el caso número uno este servidor no  comprende cómo un procurador de justicia que sabe ampliamente el procedimiento que usaron sus chotas o sardos para conseguir la aceptación de responsabilidad tiene la poca ética para llevar los cargos ante un juez. Pero lo mismo aplica para él o la jueza que también efectivamente tiene el conocimiento de cómo se consiguieron las declaraciones y aun así procede con el caso a su cargo.

Las escuelas de leyes en el país ¿si mencionarán esos ejemplos de conducta obviamente enferma? Me refiero a cuando esas escuelas entrenan a los futuros abogados quienes luego serán fiscales o jueces.

En el segundo caso ¿por qué se aceptan en las corporaciones policiacas y en las fuerzas armadas personas con ese tipo de enfermedades mentales quienes sienten ese placer de lacerar a sus semejantes?

O quizás las mismas instituciones, requieren como empleados policiales y soldados exclusivamente a quienes tienen como tendencia precisamente el gozo del sufrimiento humano infligido por ellos.

Es decir que probablemente uno de los requisitos para aceptar a los nuevos elementos en las fuerzas armadas y claro en las policías, sea que los aspirantes prueben que son sádicos y por lo tanto capaces de gozar altamente la tortura a los prisioneros, aplicada por ellos mismos.

CONCLUSIÓN

Lo reportado por Human Right Watch evidencia con lujo de detalles, lo anómalo de las instituciones mexicanas y ya no se diga de los individuos de esos mismos organismos que se deleitan (¿a nivel sexual?) de infligir dolor al prójimo.

En fin, esa es la situación real de la actual administración priista y la práctica patológica de la tortura en México.

Amigo lector, si su opinión difiere de la de su servidor, yo quiero conocer la suya, gracias.

alvarezdmezcala@yahoo.com