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Sitio Oficial Capilla de Guadalupe Jalisco México

El corazón de los altos de Jalisco.

LA CAMA QUE SOSTUVO EL CUERPO DEL PADRE UBIARCO
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Los Ángeles 24 de septiembre del 2015. De acuerdo a Sergio Franco Aceves, la cama (ver las fotos al calce) donde pusieron el cuerpo recién fallecido del ahora santo, Padre Ubiarco para su respectivo velatorio, todavía permanece en la familia y en el mismo domicilio, Samartín 65 en Tepatitlán Jalisco. “Es más,” me dijo Sergio “mi hermano Luis Fernando todavía duerme en ella.”

Me agregó el mismo señor Franco Aceves que la cama originalmente fue de su abuelita María Raquel Navarro González.
A todo esto, las dos fotos mencionadas, me las proporcionó Don Francisco Alcalá Barba y a él, según entiendo, se las dio el mencionado Franco Aceves. La primera data del 5 de octubre de 1928 y fue el día que nuestro glorioso y valiente (gulp) ejército mexicano dio muerte al sacerdote. La segunda fue tomada recientemente. En el domicilio mencionado, ahí se veló al Santo varón.

El hecho de que todavía Luis Fernando duerma en la cama, me hizo recordar las veces que este servidor se ha sentado en la silla del escritorio en la casa que habitó el filósofo de la India Jiddu Krishnamurti en Ojai California (Norte de Los Ángeles). La conexión con los dos muebles, la cama y la silla, la hago para decir que la sensación de la tremenda cantidad de energía que este servidor ha experimentado cada vez que se ha sentado ahí, sencillamente no se puede ignorar. ¿Se percibirá algo parecido al dormir sobre la cama que sostuvo el día 5 de octubre de 1928 el todavía tibio cadáver del ahora santo?

Cuerpo Padre Ubiarco

Cuerpo Padre Ubiarco

Quico Alcalá dice que a él le tocó dormir en el mismo mueble algunas veces que se quedó en el rancho de la familia Franco “pero yo no recuerdo haber sentido nada especial.” Quico se refería a que por algún tiempo la cama fue llevada del domicilio en Tepa, a la casa en el rancho de la misma familia. No me pude comunicar con Luis Fernando el hermano de Sergio para hacerle la misma pregunta. Por su parte Sergio me dijo que él definitivamente sí había sentido “la vibra del santo.”

Sin embargo lo que trato de enfatizar en este escrito, no es precisamente el tema de la energía que pudiese o no emitir el mueble sino que la cama tan llena de historia la deberían de solicitar en el museo y en las iglesias de Tepa para exhibirla por todo su enorme significado. Quizá incluso si emite algún tipo de energía, los que la observáramos pudiéramos beneficiarnos de ello además de apreciar su significado histórico.

Cama Padre Ubiarco

Cama Padre Ubiarco

Ojala que la nueva administración del ayuntamiento de Tepatitlán liderada por el médico Héctor Hugo, ponga más atención a lo que es verdaderamente valioso dentro del acervo cultural con el que se cuenta, pero que no se da a conocer.

Si los objetos únicos como la cama mencionada, fueran puestos en exhibición para que los ciudadanos de a pie como usted y como yo, apreciemos un poco más lo que somos ¿cuánto nos beneficiaríamos?

Amigo lector, si la opinión de un servidor no comulga con la de usted, yo quiero conocer la suya, gracias.

alvarezdmezcala@yahoo.com

¿BENDICIONES DE JUAN PABLO II?
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Los Ángeles 29 de abril del 2014. Hace dos días, en el Vaticano elevaron al nivel de santidad a dos Papas, a Juan XXIII y a Juan Pablo II. Hay mucho que decir del Papa italiano pero este escrito es sobre el polaco. Bueno, mejor dicho es sobre algo que nos aconteció a mi familia y a este servidor  el 30 de enero de 1979 y en relación a Juan Pablo II.

San Juan Pablo II

San Juan Pablo II

Esa fecha más o menos a las nueve de la mañana, mi hijo que ese día cumplió un año, recibió el agua bautismal de manos del padre Guadalupe Almaraz un sacerdote de santa conducta y asignado a Mezcala pero originario de Acatic. Sus padrinos fueron mis padres.

Saliendo de la iglesia abordamos el taxi de mi  compadre Toño Díaz para que nos llevara al aeropuerto de Guadalajara. En el auto íbamos mis padres, mi (entonces) esposa Sarah, mi hija Juanita y claro el recién bautizado Alfonso Anacacio, sin olvidar a Mercedes mi hermana que fue para mí como mi segunda madre.

Ese día íbamos con rumbo a Puerto Vallarta. Para mi madre y mi hermana, todo aquello tenía un tinte especial con su respectivo estrés. Sucedía que ninguna de ellas se había subido antes a un avión.

En el camino a Guadalajara el chofer del taxi (mi compadre) encendió el radio del vehículo y las noticias en vivo y en directo desde la Ciudad de México, informaban que el Papa Juan Pablo II en su primera visita en nuestro país, estaba abordando en esos instantes, el avión de Aeroméxico que lo llevaría directo del Distrito Federal a Guadalajara para esa misma tarde, celebrar una misa en el Estadio Jalisco.

Dejamos atrás la autopista para encaminarnos por una avenida-carretera que nos llevaría directamente desde la ciudad de Guadalajara hasta la terminal aérea. Unos cien metros más adelante y frente al Hotel El Tapatío, estaba un retén de la entonces llamada Policía Federal de Caminos.

Los oficiales nos ordenaron que nos regresáramos. La razón era obviamente por la llegada del Papa y por lo tanto nadie podía pasar más allá del retén. Mi compadre ya con mucha experiencia como taxista le explicó al federal de caminos que sus clientes tenían un vuelo a Puerto Vallarta. El oficial nos pidió los  boletos y luego de revisarlos, con amabilidad (algo muy raro en un chota mexicano) nos dejó pasar.

Llegamos a la terminal para darnos cuenta que no solo nuestro vuelo pero absolutamente todos, llegarían y luego saldrían tarde porque a ningún avión se les permitía aterrizar hasta que lo hiciera el avión donde viajaba Su Santidad.

En el mostrador de Mexicana de Aviación, nos documentamos y luego nos dirigimos a la enorme pared de vidrio que posiblemente nos permitiría ver cuando menos la llegada del Papa. Gracias a Dios no había muchos pasajeros por todo aquel lugar, así que la vista hacia la pista así como a la plataforma de abordaje, no estaba restringida ni lo más mínimo.

Unos quince minutos después, el DC 10 de Aeroméxico se acercó a plataforma a unos dos cientos metros de la terminal aérea. Se abrió la puerta de la nave y en el umbral de la misma apareció imponente el obispo de Roma. Bajó con mucha agilidad los escalones que lo pondrían en suelo jalisciense.

Una vez que hubo pisado la bendita tierra del estado libre y soberano, el polaco se inclinó y luego con lujo de rápidos movimientos de atleta, se agachó y besó el suelo. Después se levantó con presteza y acto seguido saludó de mano al gobernador Flavio Romero de Velasco y a la esposa de él. Luego sin mostrarles mucha importancia a la pareja mencionada, se dirigió con paso firme hacia la terminal.

Se fue acercando hasta la pared de vidrio donde nos encontrábamos mi familia y yo claro, del lado interior de la terminal. El fortísimo magnetismo de Karol Wojtyla me fue permeando conforme se acercaba hasta donde nos estábamos.

Nunca había sentido este servidor tan tremenda energía emanada de un ser humano. Me quedé impávido y por fin el prelado, pared de vidrio de por medio, se aproximó a escasos dos metros.

Cruzamos las miradas y me sonrió en una forma rara aunque con obvia sinceridad la cual  interpreté que él, sabía perfectamente de la energía que su humanidad estaba emitiendo y que yo recibía.

Luego el Papa inclinó ligeramente la cabeza hacía este servidor en forma de saludo. Después dirigiéndose específicamente al recién bautizado, a mi hijo, le movió casi en la cara del infante (repito, vidrio de por medio) la mano derecha en forma de saludo y acto seguido lo bendijo haciendo en el aire con la mano derecha una larga cruz.

A continuación el Papa viró a su derecha hacia donde estaba un nutrido grupo de personas entre ellas un ballet folclórico que ya bailaba animadamente el Son de la Negra mientras un mariachi tocaba la misma melodía. A todos ellos los saludó para luego abordar un helicóptero en compañía del gobernador y su esposa que los transportaría al Estadio Jalisco.

Yo seguí sin moverme. La energía magnética o de la índole que haya sido pero salida del Papa, me había electrificado. Cuando el helicóptero se alejó, volví poco a poco a la normalidad.

“¿Todo aquello era algo especial?” Me pregunté y concluí que no había otra opción para interpretarlo. Primero a mi hijo lo había bautizado  el padre Almaraz que contrastado con Juan Pablo II, no fue y muy altamente probable, no será jamás oficialmente candidato a la santidad. Sin embargo el sacerdote de Acatic para los que lo conocimos y tratamos, era santo punto, nada más, pero nada menos.

Segundo ese mismo día el Papa viajero originario de Polonia bendijo en mi presencia, al mismo niño que ese día cumplía un año de vida y que unas tres horas antes, había recibido el agua del Río Jordán en un sencillo rito católico y apadrinado por sus abuelos Juanita y Anacacio.

Tercero, cuando escuché por la radio la canonización de Karol, con ahínco recordé todo lo que ya dije líneas arriba pero especialmente volví a sentir la poderosa energía emitida por aquel ser humano en el aeropuerto de Guadalajara más de treinta años antes.

Conclusión:

La subida a los altares de Juan Pablo II me produjo un raro gozo, pero también la tremenda energía emitida por la humanidad del señor Wojtyla aquel alto y rubio pero humilde prelado que ligeramente inclinó la cabeza para saludarme aquel 30 de enero de 1979. El mismo que luego inmediatamente le hizo la señal de la cruz a mi vástago justo el día de su primer cumpleaños así como de su bautizo.

Usted concluya mi querido lector ¿serán o no bendiciones de Juan Pablo II?

Si su opinión no concuerda con la de este servidor, yo quiero conocer la de usted, gracias.

alvarezdmezcala@yahoo.com

… VIERNES DE CUARESMA
Por Elba Gómez

Es viernes y como todos los viernes Martha se levanta temprano, desde la noche anterior programa su desvencijado teléfono celular para que a las 05:00 horas despierte a ella y a su marido al compás de una estruendosa pieza musical interpretada por su admirada Jenni Rivera. Eso indica que comienza su día laboral. Ella trabaja fuera de casa también, para ayudar con los gastos de la casa  a su esposo que  se desempeña como albañil. La economía familiar cada día es más difícil.

Pasión de Cristo

Pasión de Cristo

Con toda prisa Martha hace la limpieza de la casa, luego prepara el desayuno mientras alzando la voz intenta, y logra sacar de la cama a sus cuatro hijos varones, quienes cohabitan apilados en un diminuto cuarto donde  suben y bajan de las literas buscando sus respectivos teléfonos celulares, los muchachos de nueve, once y catorce años los mayores  corretean por el estrecho pasillo que lleva al único baño que tiene la vivienda, y que por lo general no cuenta con agua corriente. Los cuatro van a la escuela.

Complementa la familia de Martha su hija Joanna, con apenas diez y seis años de edad y cinco meses de embarazo, sin el apoyo del padre de su hijo, Joanna sigue viviendo en el hogar paterno y ocupando el mismo lugar para dormir que le fue asignado desde los ocho años; el sillón de la sala, el que está frente  al televisor de pantalla plana que su padre compró en abonos en una tienda de conveniencia. Joanna dejó la escuela hace dos meses.

Familias como la de Martha hay millones en el territorio mexicano, con problemas económicos  que afectan directamente a sus miembros, sólo que a esta familia le es más difícil la situación por vivir en la ciudad que viven, en Tepatitlán Jalisco donde según cifras que presentó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) clasificó a Tepatitlán en primer lugar en variaciones extremas dentro del índice nacional de precios al consumidor. Es decir, Tepa tiene la variación más alta del país con 0.83 % en sus precios.

En los dos primeros meses del año del 2014 Tepa fue considerada la ciudad donde es más caro vivir, no sólo el INEGI lo afirma sino que la Procuraduría Federal del Consumidor aportó datos donde da cuenta de este estudio. La disparidad que hay entre el tener que vivir y pagar por vivir en la ciudad donde cuesta más todo y la apatía de los sectores que pudiendo hacer algo por revertir la situación se quedan con los brazos cruzados es indignante.

Martha no sabe de cifras, no entiende cómo y para qué se hacen estos estudios, lo que si entiende es que debe ser agradecida con Dios por estas necesidades económicas, su entendimiento en materia de finanzas sólo le alcanza este día para hacer cuentas si con lo que le sobre después de pagar la renta saldrá la semana… y además es viernes… y viernes de cuaresma. Hace tiempo que tiene el deseo de elaborar para su familia un menú cuaresmal como lo ha visto en la televisión.

Después de mandar hijos a la escuela, marido al trabajo y dejarle a la hija su licuado con huevos, Martha se dirige al billar donde se encuentra el propietario de la casa que habita con su familia, le paga la renta mensual que importa una semana completa del salario de su cónyuge, luego aborda el transporte público para ir a trabajar, es empleada doméstica, aunque los viernes los dedica a planchar ropa ajena y es el día en que recibe más dinero pues acude a tres domicilios diferentes, uno en la mañana, dos en la tarde. El producto íntegro del trabajo de Martha es empleado para la alimentación de la familia.

Transcurre la mañana, mientras las prendas planchadas formaban una hilera casi interminable, la mujer hace planes de cocinar esa deliciosa comida de cuaresma con lo que le paguen al terminar de planchar. Echando a volar la imaginación elabora un menú tras otro y así, uno tras otro desecha por incosteable. Pensar por un momento en deleitar a su familia con unos camarones a la diabla le costaría dos días de trabajo, unos filetes de tilapia rosa empanizados con ensalada rusa pues no, sale caro,  considerar hacer capirotada tampoco, luego qué haría para pagar el abono a Elektra que es el equivalente a una semana de sueldo de Rubén su marido o a dos de ella.

Son las once de la mañana, queda lista la última prenda, Martha guarda los utensilios de trabajo y se presenta ante su empleadora esperando recibir su remuneración monetaria que le ayudarán a solventar las necesidades alimenticias de su prole, sin embargo, la noticia de que la contratante no tiene liquidez hacen que la trabajadora vea irse por los suelos sus planes de agasajar a su familia con platillos tradicionales de cuaresma.

Sólo cuenta con $90.00 y tiene que alimentar a siete personas, práctica como toda mujer, decide el menú ajustándose al limitado presupuesto, para no gastar en camión decide caminar las doce cuadras que la separan de su casa y comprar en la tienda de la esquina lo necesario para la comida familiar. En el camino compra en una tortillería dos kilos de tortillas, luego al llegar a la tienda pide cuatro vasos de sopa Maruchan de camarón para los hijos, una lata de atún para Joanna, una lata de sardina para ella y para su marido y un refresco de cola de dos litros, de esos que dicen: “Big Cola” que solamente cuestan diez pesos.

Tranquila por cumplir los preceptos de ayuno y abstinencia que marcan los lineamientos de todo practicante de la religión católica, Martha se siente satisfecha, la vigilia impuesta y respetada cobra este día en la mujer, el sentido de pertenencia a un grupo al que se accede según ella, por medio de sacrificios de índole económica y por lo tanto son acreedores para pasar directamente al cielo una vez que pasen a mejor vida.

¿Será Tepatitlán el lugar adecuado para que Martha y demás personas con su entendimiento  expíen sus culpas? ¿Y si todos somos Martha?