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Sitio Oficial Capilla de Guadalupe Jalisco México

El corazón de los altos de Jalisco.

LA FINTA REPUBLICANA DE DONALD TRUMP
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Los Ángeles 5 de julio del 2015. En días pasados el magnate americano Donald Trump insultó a México. Mejor dicho los mexicanos nos sentimos insultados (bueno, yo no) por lo expresado por el señor Trump. Sin embargo por algunas razones este servidor no creyó del todo las ultrajantes declaraciones del exitoso millonario americano.

Donald Trump

Donald Trump

De alguna forma se antojaba que todo parecía una finta del Partido Republicano y que claro, el señor Trump se estaba prestando para el truco. Sin embargo no surgía en las noticias nada que me diera más pistas que me indicaran que se trataba precisamente de una maniobra de los contrincantes del Partido Demócrata.

Eso cambió ayer pues en una estación de radio de Los Ángeles (KNX 1070), entrevistaron a la señora Rosario Marín quien fue tesorera de Estados Unidos bajo el mandato de George Bush (hijo). La señora se desbocó hablando en contra de Trump y dijo que “el rico y rubio no precisamente era del agrado de los republicanos.”

Que interesante pues un día antes de la mencionada entrevista, una encuesta a nivel nacional le daban a Donald once puntos y su lugar (su ranking dirían en Tepa) estaba solo tres puntos debajo de Jeb Bush el ex gobernador de la Florida y hermano del ex presidente de Estados Unidos.

Ah pero la ex tesorera se dedicó con ahínco a decir todas las ventajas con las que Jeb contaba sobre Donald. Entre otras cosas mencionó que Bush hablaba perfectamente español (cosa que no es cierto) y Trump ni de chiste. “Jeb,” dijo la señora “está casado con una mexicana y los hijos de los dos siguen su cultura y por ello hablan perfecto español. Jeb estudió en México (aunque no mencionó que solo un verano) y tiene muy buenas relaciones con el país. Bush fue gobernador de Florida mientras Donald jamás ha tenido un empleo de elección popular.”

Total que en los ojos y principalmente en la boca de la entrevistada, Donald era el malo y Jeb el bueno. Por ello recordé un truco que se usa en varias cosas pero principalmente en las negociaciones obrero-patronales pero incluso internacionales. Al truco se le dice “policía malo y policía bueno.” Por ejemplo al estar a punto de cerrar el  contrato y para que el negociador principal no quede mal, algún miembro de su equipo finge haberse  molestado y dice que no se imaginaba que el negociador principal los fuera a vender. El que actúa como molesto, es el malo y el otro el bueno.

A la coartada se le dice así porque proviene de la práctica policiaca de querer sacar confesiones a criminales y mientras un agente le habla por la buena al maleante, otro lo maltrata. El bueno le dice “mejor confiésame a mí porque mi compañero te va a torturar.” El malo regresa y amenaza al preso con todos los males de la cárcel si no le declara el crimen a él. Al final de alguna forma los chotas logran sacar la confesión. Lo mismo se obtiene en las negociaciones principalmente repito, obrero-patronales e incluso internacionales.

Usando ese escenario los estrategas del Partido Republicano presentaron a Donald Trump como el chota malo. De esa forma Jeb Bush se convierte de facto en el chota bueno. Gracias a lo dicho por Trump, Bush va a acumular puntos a su favor y seguirá adelante en las encuestas para tratar de ser el candidato del Partido Republicano a presidente de Estados Unidos. Pero en mientras ¿en serio le importará a Donald Trump su imagen política?

En otras palabras, los insultos para los mexicanos, fueron tan solo un truco (burdo por cierto) de los republicanos, es decir solo una finta de Donald Trump.

Amigo lector, si la opinión de este servidor no comulga con la suya, yo quiero conocer la de usted, gracias.

alvarezdmezcala@yahoo.com

Los migrantes necesitan protecciones
Por Anne C. Richard 

Están distribuidos por todo el mundo, pero son miembros valiosos de sus comunidades. Frecuentemente están ausentes, pero sus esfuerzos significan que familias pueden construir viviendas, mandar a sus hijos a la escuela y pagar por atención médica. Y a pesar de los miles de millones de dólares que envían a sus hogares, generalmente son los últimos en recibir ayuda cuando se produce una crisis, no obstante todo lo que sacrificaron.

Se trata de los migrantes del mundo, y en la actualidad su cifra asciende a 232 millones de personas en todo el mundo, cantidad suficiente como para poblar el quinto país más grande del mundo. Sus remesas, que suman un total de casi 550.000 millones de dólares en 2013, potenciarían una economía más grande que la de Noruega o Suecia. Pero cuando viajan al exterior a trabajar y se produce una crisis, ¿quién se responsabiliza por ellos?

La respuesta a esa pregunta no es clara, como se hizo trágicamente evidente durante la inestabilidad política en Libia, y posteriormente a este suceso, en el año 2011. Cientos de miles de trabajadores migrantes se encontraron varados sin opciones en ese país después de haber sido despedidos por sus empleadores y de haberse quedado sin techo, expuestos a la explotación y sin la asistencia o recursos de sus empleadores, gobiernos o las autoridades libias.

¿Por qué fue así? Porque aunque los migrantes desempeñan una función cada vez más importante en la economía mundial, existen pocas estructuras o normas internacionales para ayudarles cuando se produce una crisis.

Hoy es el Día Internacional del Migrante de la ONU, que se celebra el 18 de diciembre de todos los años para reconocer los esfuerzos, las contribuciones y los derechos de los migrantes en todo el mundo. Es un día para hacer hincapié en la urgente necesidad de los países de proteger a estas personas.

Estados Unidos reconoce la importante contribución que la migración ha realizado a nuestra propia economía. Como dijo el presidente Obama, la corriente estable de personas trabajadoras y talentosas que han inmigrado a Estados Unidos en el transcurso de los años “ha convertido a Estados Unidos en el motor de la economía mundial y en modelo a seguir en todo el mundo».

El expresidente, George W. Bush estuvo de acuerdo: “Uno de los principales motivos por el que Estados Unidos se convirtió en potencia principal en el siglo XX es porque le dimos la bienvenida al talento, al carácter y al patriotismo de las familias inmigrantes”.

Si bien a veces nos centramos solo en los aspectos negativos de la migración, como por ejemplo la fuga de talentos o la división de las familias, la realidad es que la migración impulsa el desarrollo económico tanto en el país de origen como en el país de destino. Los países con poblaciones que envejecen y tasas de natalidad bajas dependen del trabajo que proporcionan los ciudadanos trabajadores de todo el mundo.

Pero, además de estos beneficios, también hay riesgos significativos para las personas que viajan al exterior para trabajar. Además de la crisis en Libia, casi todas las crisis (incluido el huracán Sandy en Estados Unidos) han dejado a muchos migrantes en dificultades y varados.

Esto es así porque cuando se genera una crisis, los países de origen a menudo no tienen recursos ni sistemas para asistir a sus ciudadanos en el exterior, y los países destinatarios afrontan dificultades para asistir a sus propios ciudadanos.

¿De qué manera se puede proteger mejor a los migrantes? Esa fue la consigna clave debatida en el Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas que tuvo lugar en octubre de este año, en Nueva York. Un resultado de este diálogo fue la noticia de que Estados Unidos y Filipinas, en colaboración con otros gobiernos, organizaciones internacionales y grupos de sociedad civil, dirigirían una iniciativa para abordar este desafío.

El objetivo general de la iniciativa es elaborar una serie de pautas para mejorar la capacidad de los estados y otras entidades de proteger a los migrantes atrapados en países que atraviesan crisis profundas. La clave será, tanto para los países de origen como para los de destino, poner en vigor medidas y recursos específicos para ayudar a estas personas cuando se producen desastres.

No será tarea sencilla, y probablemente tardará años completarla. Por ese motivo, los países deben comenzar a tomar medidas ahora mismo, como por ejemplo exigir a los empleadores que asistan en situaciones de crisis, o crear planes de contingencia con organizaciones internacionales como la Organización Internacional para las Migraciones y asignar a sus embajadas responsabilidades específicas para ayudar a sus comunidades migrantes.

El esfuerzo valdrá la pena. Es lo mínimo que se merecen los millones de personas que contribuyen al desarrollo mundial.