DOS DIFERENTES CULTURAS EN LOS CEMENTERIOS DE SAN FRANCISCO
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Daly City California 4 de abril del 2015. La imagen de la Virgen de Guadalupe se ha ido borrando con los años. Yo recuerdo que quizá en el 2000 o 2001, el mismo perfil aparecido en la rama de un pino, estaba muy claro. No había duda incluso para un incrédulo como su servidor, la “foto” no dejaba lugar para la incertidumbre, se trataba de un busto de la Guadalupana.

busto de la Guadalupana en rama del árbol en el panteón Olivett en la ciudad de Colma California

busto de la Guadalupana en rama del árbol en el panteón Olivett en la ciudad de Colma California

La efigie según entiendo, se la encontraron los obreros que habían cortado la rama del árbol en el panteón Olivett en la ciudad de Colma California, suburbio de San Francisco. La Morenita del Tepeyac, estaba en la parte ya cortada que quedó junto al pino es decir en la base de donde antes, pendía el mismo ramal.

La noticia inmediatamente se propagó y como resultado los fieles seguidores de la Virgen Mexicana y residentes en el área de la Bahía de San Francisco, se volcaron en masa a rezar, encender veladoras y poner flores alrededor del mencionado árbol. La misma práctica no se ha ido del todo aunque ya es menos intensa. El día de hoy todavía hay muchas flores frescas que fueron depositadas recientemente.

El primer día que acudí a ver la efigie ya hace algunos años, me quedé asombrado. La similitud con la “foto” aparecida, según dice la tradición, en el gabán indígena de San Juan Diego, es increíble.

Sin embargo mi sorpresa aunque por otra razón, se incrementó al voltear al panteón japonés que está justo al cruzar la calle Hillside donde se encuentran esos y muchos otros cementerios más. No sé porque, los camposantos del área de la Bahía, están todos en la ciudad de Colma. El cementerio nipón es pequeño en comparación al enorme Olivett donde apareció la Virgen.

Eso sucedió en el año del 2000 o 2001. El tiempo pasó y cada vez que visité a mis parientes en el Norte de California, pensé en las dos cosas mencionadas, pero fue hasta hoy que me atreví a tomar fotos, escribir y publicar sobre el tema.

Repito que la primera vez que acudí a ver a la Guadalupana, volteé hacia el otro lado de la calle. Al cruzar la avenida Hillside y dentro del camposanto japonés mi incredulidad se acrecentó al ver la tumba que estaba ahí (ver la foto más abajo).

¿a quién se le ocurre tener como lápida de su tumba un enorme falo?

¿a quién se le ocurre tener como lápida de su tumba un enorme falo?

“Válgame Dios,” pensé “¿a quién se le ocurre tener como lápida de su tumba un enorme falo?” Las preguntas se multiplicaron y claro las pocas respuestas que llegaron a mi mente, fueron estrictamente freudianas.

A pesar de lo expresado en el párrafo anterior, por todos los medios traté de mantener la ecuanimidad y por ello comparé y contrasté los dos hechos, por un lado, la imagen de la Virgen en la cortada rama del pino centenario y por el otro, la tumba de algún difunto asiático con su inconfundible monumento en forma de enorme pene. La escultura de cemento tiene por lo menos tres metros de altura.

Desde aquel entonces, no he encontrado alguna otra respuesta. Y hoy de pronto pensé “la misma ciudad de Colma California pero dos desemejantes panteones, dos símbolos con enormes diferencias. ¿Qué decir? No mucho, solo dos culturas distintas.»

Amigo lector, si la opinión de un servidor no comulga con la de usted, yo quiero conocer la suya, gracias.

alvarezdmezcala@yahoo.com