EL FRENO DE DIOS
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Los Ángeles 1 de octubre del 2015. Hace un par de días mientras platicaba con una persona sobre un tema específico además de profundo, se me dijo en referencia a eso mismo que “ahí estaba el freno de Dios.” El concepto me pareció interesante y sin querer, recordé la canción de José Alfredo Jiménez “La Mano de Dios.” Luego así mismo e inmediatamente, me vino de la memoria la Oración de Jabes sobre todo al final cuando dice “y tu mano estuviera conmigo y me apartaras del mal…”

Hasta ahí está bien, la mano de Dios podrá guiarnos o apartarnos del mal o incluso (según el borrachales compositor de Guanajuato) “podrá separarnos” pero ¿qué hará el freno de Dios?

El caso es que traté de analizar el concepto y esto es lo que concluí. La mano de Dios obviamente puede incluso parar al universo y por ende al microcosmos que es el ser humano. Entonces si la mano divina jala alguna palanca, pisa algún pedal o incluso presiona algún botón, eso ya sería concepción individual de cómo se lleva cabo la inmovilización del mortal cuando eso es justo y necesario.

Por lo tanto en algún impulso del hombre que no indica precisamente ser saludable culminarlo ¿se puede esperar que la mano de Nuestro Señor lo detenga a uno? Yo no he sentido esa mano pero sí he escuchado a esa voz que explica que no se prosiga ya se trate de ingerir alcohol, de liarse a golpes, de continuar una discusión poco productiva o sencillamente de contestar un insulto. Es una voz no hay duda y se escucha aunque sea muy adentro de la mente, el alma o el espíritu de uno, repito yo sí la he escuchado pero ¿y la mano mencionada?  La verdad no estoy tan seguro de haberla sentido.

Quizá no hay necesidad de que la mano se ponga en movimiento para ajustar la conducta de uno. Quizá se trate precisamente de un tipo de señal parecida a las que tienen las computadoras cuando le dicen al operador que tienen que apagarse inmediatamente para prevenir algún daño adicional de la máquina.

Si eso fuera, es decir si pudiéramos usar esa analogía de la computadora, entonces el mecanismo para inmovilizarnos, actúa sin necesidad de la mano Divina. Pero huelga decir que la misma detención que no es accionada por extremidad alguna, no deja de provenir de la misma fuente y el resultado es el mismo.

En otras palabras, auxilio, palabra o freno o mejor dicho mano, voz y cabestro son uno y lo mismo. El caso es que la intervención que no se explica de dónde viene, cómo llega y por qué, proviene de algún ente que no es uno mismo. ¿O sí?

Lo importante yo diría, es reconocer que el mensaje, la voz o la contención, nos llega y llega a veces muy clara y lo interesante, muchas ocasiones, llega muy a pesar de nosotros mismos.

¿Entonces si habrá freno de Dios?

alvarezdmezcala@yahoo.com