LAS ARMAS DEL PAN
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Los Ángeles 10 de noviembre del 2014. Hoy me desayuné con el escándalo de la mansión de Peña Nieto. Lo anterior fue una noticia que literalmente todo el mundo se lo debe a la dedicada investigación de Carmen Aristegui.

Lo del “jacalito” del Copetitos y la Gaviota aunado con los asesinatos de los estudiantes en Guerrero me trajo memorias que por muchos años me sacaron rabia acerca de la conducta de aquellos presidentes priistas de la segunda mitad del Siglo XX. Me refiero claro, a Luis Echeverría y José López Portillo (1970-1976 el primero) y (1976-1982 el segundo).

Luis Echeverría fungiendo como secretario de gobernación bajo el mandato de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), fue el que le dio la orden al secretario de la SEDENA al general jalisciense Marcelino García Barragán de dispararles a los estudiantes de la UNAM aquel fatídico dos de octubre de 1968.

El cobarde general obedeció sin chistar y de esa forma nuestros “valientes y respetados defensores de la patria,” los sardos cobardes pues, asesinaron a cientos sino es que miles de muchachos y muchachas y se llevaron los cadáveres a sepultar en masa al campo militar número uno. Jamás se supo el número total de muertos y mucho menos los nombres de los difuntos. Los muchachos solo desaparecieron y se dio por concluido el caso, punto.

Por su parte López Portillo entre docenas de actuaciones destructivas a lo largo de su periodo presidencial, le encargó a su amigo del alma, al corrupto jefe de la policía capitalina al Negro Durazo, que le construyera una casita igual a la que él mismo había hecho en Zihuatanejo.

El deshonesto chota obedeció a su entrañable patrón y claro que le construyó la famosa mansión precisamente llamada por el pueblo como “La Colina del Perro.” (A López Portillo le decían el perro por haber dicho en su último informe que defendería el peso “como perro.” Cosa que no hizo.)

No recuerdo, si es que se supo cuánto se gastó de los dineros del hambriento pueblo en la famosa construcción. El caso es que entre los que han escrito sobre la morada de Pepón López Portillo, está el ex presidente americano Jimmie Carter. Nos dice en uno de sus libros que la respiración se le fue cuando conoció la mansión.

Pero sea fuere, en la actualidad tenemos algo muy parecido a los dos casos, los asesinatos de estudiantes ordenados por Echeverría y también la mansión decretada por José López Portillo. La diferencia es que son muchos menos jóvenes desaparecidos, solo 43 estudiantes en el estado de Guerrero. Mientras en el estado de México, la construcción de la futura morada de la ahora pareja presidencial que le costó al pueblo 7 millones de dólares y que es una mini casa comparada con la “Colina del Perro.”

En referencia a todo lo anterior, es que saqué este escrito sobre las armas que esos acontecimientos, les dan en bandeja de plata al Partido Acción Nacional. AN tiene en estos momentos toda la fuerza del mundo para ganar la súper mayoría de diputados federales el primer domingo de junio del próximo año del 2015.

En las muertes de los estudiantes de Guerreo, no solo está involucrado el gobierno emanado del PRI, sino que lo mismo aplica para el PRD y no se diga para don Andrés Mamón por su cercanía al ahora preso y ex presidente municipal de Iguala Gro, don José Luis Abarca. Ahora que en lo del “jacalito” de Copetitos, ahí sí definitivamente se trata exclusivamente del “Robolucionario.”

Si los blanquiazules toman esa oportunidad que jamás volverán a tener, pueden aunque no precisamente con las manos en la cintura, ganar las curules de la cámara el 2015 y de ahí aprovechar la fuerza de los votos de los diputados federales y enfilar, preparar, (como en la carambola del billar) el siguiente tiro para quedarse con Los Pinos en el 2018.

Pero después de todo, la pregunta para los panistas sería ¿van a aprovechar la oportunidad de esas armas que ahora les pusieron en sus manos?

Mi amigo lector, si la opinión de su servidor no concuerda con la de usted, yo quiero conocer la suya, gracias.

alvarezdmezcala@yahoo.com